"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

Compra el disco de Paqui Sánchez

Disfruta de la música de Paqui Sánchez donde quieras y cuando quieras comprando su disco.

Puedes comprar el disco Óyelo bien de Paqui Sánchez Galbarro de forma segura y al mejor precio.

Laberinto de fortuna - Juan de Mena

Laberinto de Fortuna Juan de Mena 1 Al muy prepotente don Juan el segundo, aquel con quien Júpiter tuvo tal zelo que tanta de parte le fizo del mundo quanta a sí mesmo se fizo del çielo, al gran rey de España, al Çésar novelo; al que con Fortuna es bien fortunado, aquel en quien caben virtud e reinado; a él, la rodilla fincada por suelo. 2 Tus casos falaçes, Fortuna, cantamos, estados de gentes que giras e trocas, tus grandes discordias, tus firmezas pocas, y los que en tu rueda quexosos fallamos; fasta que al tempo de agora vengamos de fechos pasados cobdiçia mi pluma y de los presentes fazer breve suma: y dé fin Apolo, pues nos començamos. 3 Tú, Calïope, me sey favorable, dándome alas de don virtuoso; por que discurra por donde non oso, convida mi lengua con algo que fable; levante la Fama su boz inefable, por que los fechos que son al presente vayan de gente sabidos en gente; olvido non prive lo que es memorable. 4 Como no creo que fuessen menores que los de Africano los fechos del Çid, nin que feroçes menos en la lid entrasen los nuestros que los agenores, las grandes façañas de nuestros señores, la mucha constançia de quien los más ama yaze en teniebras, dormida su fama, dañada de olvido por falta de auctores. 5 La grant Babilonia, que ovo çercado la madre de Nino de tierra cozida, si ya por el suelo nos es destruida, ¡quánto más presto lo mal fabricado! E si los muros que Febo a travado argólica fuerça pudo subverter, ¿qué fábrica pueden mis manos fazer que no faga curso segunt lo passado? 6 Ya, pues, desrama de tus nuevas fuentes en mí tu subsidio, inmortal Apolo; aspira en mi boca por que pueda sólo virtudes e viçios narrar de potentes. A estos mis dichos mostradvos presentes, o fijas de Tespis, con vuestro thesoro, y con armonía de aquel dulçe choro suplid cobdçiando mis inconvenientes. 7 Dame liçençia, mudable Fortuna, por tal que blasme de ti como devo: lo que a los sabios non deve ser nuevo innoto a persona podrá ser alguna; pues que tu fecho así contrapugna, faz a tus casos como se concorden, ca todas las cosas regidas por orden son amigables de forma más una. 8 La orden del cielo exemplo te sea: guarda la mucha constançia del Norte; mira el Trión, que ha por deporte ser inconstante, que siempre rodea; e las siete Pleyas que Atlas otea, que juntas parescen en muy chica suma, siempre se asconden venida la bruma; cada qual guarde qualquier ley que sea. 9 ¿Pues cómo, Fortuna, regir todas cosas con ley absoluta, sin orden, te plaze? ¡Tú non farías lo qu'el çielo faze, e fazen los tiempos, las plantas e rosas? O muestra tus obras ser siempre dañosas, o prósperas, buenas, durables, eternas: non nos fatigues con vezes alternas, alegres agora e agora enojosas. 10 Mas bien acatada tu varia mudança, por ley te goviernas, maguer discrepante: ca tu firmeza es non ser constante, tu temperamento es destemperança, tu más çierta orden es desordenança, es la tu regla ser muy enorme, tu conformidat es non ser conforme, tú desesperas a toda esperança. 11 Como las nautas que van en poniente fallan en Cádiz la mar sin repunta, Europa por pocas con Libia que junta, quando Boreas se muestra valiente, pero si el Austro comueve al tridente, corren en contra de como vinieron las aguas, que nunca ternán nin tuvieron allí, donde digo, reposo paçiente, 12 así fluctuosos, Fortuna aborrida, tus casos inçiertos semejan, e tales, que corren por ondas de bienes e males, faziendo non çierta ninguna corrida. Pues ya por que vea la tu sinmedida, la casa me muestra do anda tu rueda, por que de vista dezir çierto pueda el modo en que tratas allá nuestra vida. 13 Non bien formadas mis bozes serían quando robada sentí mi persona, e llena de furia la madre Belona me toma en su carro que dragos traían, e quando las alas non bien remeçían feríalos ésta con duro flagelo, tanto que fizo fazerles tal buelo que presto me dexan adonde querían. 14 Así me soltaron en medio de un plano desque ovieron dado comigo una buelta, como a las vezes el águila suelta la presa que bien nol finche la mano; yo de tal caso mirable, inhumano, falléme espantado en un grand desierto, do vi multitud, non número çierto, en son religioso e modo profano. 15 E toda la otra vezina planura estava çercada de nítido muro, así trasparente, clarífico, puro, que mármol de Paro paresçe en albura, tanto qu'el viso de la criatura, por la diafana claror de los cantos, pudiera traer objectos atantos quantos çelava so sí la clausura. 16 Mas ya porque en otros algunos lugares mi vista, bien antes que yo lo demande, me faze grant cuerpo de cuerpo non grande quando los medios son especulares, dixe: «Si formas tan mucho dispares bien non reguardo, jamás seré ledo si de más çerca mirar ya non puedo sus grandes misterios e muy singulares». 17 Como el que tiene el espejo delante, maguer que se mire de drecho en drecho, se parte pagado, mas non satisfecho como si viese su mesmo semblante, tal me sentí ya por el semejante, que nunca así pude fallarme contento que non desease mirar más atento, mi vista culpando por no ser bastante. 18 Estando yo allí con aqueste deseo, abaxa una nuve muy grande y escura; el aire fuscando con mucha presura, me çiega e me ciñe que nada non veo; e ya me temía, fallándome reo, non me conteçiese como a Polifemo, que desque çiego en la gruta de Lemo ovo lugar el engaño ulixeo. 19 Mas como tenga miseria liçençia de dar más aguda la contemplaçión, y más e más a aquellos que son privados de toda visiva potençia, comienço ya quanto con más eloquençia en este mi cuita, de dialogar, al pro y a la contra, e a cada lugar siempre divina llamando clemençia. 20 Luego resurgen tamaños clarores que fieren la nuve, dexándola enxuta, en partes pequeñas así resoluta que toda la fazen bolar en vapores; e resta en el medio, cubierta de flores, una donzella tan mucho fermosa que ante su gesto es loco quien osa otras beldades loar de mayores. 21 Luego del todo ya restituida ovieron mis ojos su virtud primera, ca por la venida de tal mensajera se cobró la parte que estava perdida; e puesto que fuesse así descogida, más provocava a bueno e honesto la gravedad del su claro gesto que non por amores a ser requerida. 22 Desque sentida la su proporçión de humana forma non ser discrepante, el miedo pospuesto, prosigo adelante en humil estilo tal breve oraçión: «O más que seráfica, clara visión, suplico me digas de donde veniste e quál es el arte que tú más seguiste, e cómo se llama la tu discreçión». 23 Respuso: «Non vengo a la tu presençia de nuevo, mas antes soy en todas partes; segundo te digo que sigo tres artes de donde depende muy grande exçelençia: las cosas presentes ordeno en essençia, e las por venir dispongo a mi guisa, las fechas revelo; si esto te avisa Divina me puedes llamar Providencia». 24 «O prinçipesa e disponedora de gerarchías e todos estados, de pazes e guerras, e suertes e fados, sobre señores muy grande señora, así que tú eres la governadora e la medianera de aqueste grant mundo, ¿y cómo bastó mi seso infacundo fruir de coloquio tan alto a desora? 25 »Ya que tamaño plazer se le ofresçe a esta mi vida non meresçedora, suplico tú seas la mi guiadora en esta gran casa que aquí nos paresçe; la qual toda creo que más obedesçe a ti, cuyo santo nombre convoco, que non a Fortuna, que tiene allí poco, usando de nombre que nol pertenesçe». 26 Respuso: «Mançebo, por trámite recto sigue mi vía, tú, ven, e subçede, mostrart'he yo algo de aquello que puede ser apalpado de humano intellecto; sabrás a lo menos qual es el defecto, viçio y estado de qualquier persona, e con lo que vieres contento perdona, e más non demandes al más que perfecto». 27 E contra do vido mostrarse la puerta se iva, levándome ya de la mano; notar el entrada me manda temprano, de cómo era grande e a todos abierta. «Mas una cautela yaze encubierta», dixo, «que quema muy más que la brasa, que todos los que entran en esta grand casa han la salida dubdosa e no çierta». 28 «Angélica imagen, pues tienes poder, dame tal ramo por donde me avises qual dio la Cumea al fijo de Anchises quando al Erebo tentó desçender», le dixe yo e luego le oí responder: «Quien fuere constante al tiempo adversario y más non buscare de lo neçesario ramo ninguno no avrá menester». 29 Así razonando, la puerta pasamos, por do confluía tamaño gentío que allí do el ingresso más era vazío unos a otros estorvo nos damos, ca por la cosa que mucho andamos quanto deseo común más se esfuerça, más nuestra priesa nos daña e nos fuerça, e lo que queremos menos acabamos. 30 Como el ferido de aquella saeta que trae consigo la cruel engorra, mientras más tira, por bien que l'acorra, más el retorno lo fiere e aprieta, así mi persona estava subjecta: quando pugnava por descabollirme mi priessa e la de otros me tiene más firme, non governándome de arte discreta. 31 Mas la sabia mano de quien me guiava, veyéndome triste e tanto perplexo, ovo por bueno de dar a mi quexo un tal reparo qual yo deseava: es a saber, de priesa tan brava me toma e de dentro me pone tan libre, qual el Penatígero entrando en el Tibre fue de los griegos de quien reçelava. 32 Mas preguntadme ya de quant aína estó en lo más alto de aquella posada, donde podía ser bien devisada toda la parte terrestre e marina. Febo ya espira, pues, de tu doctrina módulo tanto que cante mi verso lo que allí vimos del orbe universo con toda la otra mundana machina. 33 Si coplas, o partes, o largas diçiones non bien sonaren d'aquello que fablo, miremos al seso, mas non al vocablo, si sobran los dichos segunt las razones, las quales inclino so las correcçiones de los entendidos, a quien sólo teman, mas no de groseros que siempre blasfeman segunt la rudeza de sus opiniones. 34 De allí se veía el espérico çentro, e las çinco zonas, con todo el austral, brumal, aquilón e la equinoçial, con la que solstiçia contiene de dentro; e vi contra mí venir al encuentro bestias e gentes de estrañas maneras, mostruos e formas fengidas e veras, quando delante la casa más entro. 35 La mayor Asia en la zona terçera e tierra de Partia vi entre los ríos Tigris e Indo, de reinos vazíos, mucho espaçiosa cada qual ribera; allí la provinçia de Acursia vi qu'era junta con Persia e con Asiría, e tierra de Media, do yo creería la mágica averse fallado primera. 36 E çerca de Éufrates vi los moabitas, e Mesopotamia como se tendía, Arabia e Caldea, do el astronomía primero fallaron, gentes amonitas, y los idumeos e medianitas, e otras provincias de gentes mayores, las quales pasando, conçedan lectores perdón a mi mano si non son escriptas. 37 Vi, de Eufratés al Mediterrano, a Palestina e Feniçia la bella, dicha de fénix, que se cría en ella, o quiçá de Fenis, de Cadino hermano, el Líbano monte do nasçe el Jordano, do fue bateado el fi de María, e vi Comagena con toda Siría e los nabatheos que agora no esplano. 38 De parte del austro vi como se llega la terra de Egipto al Rubro Nereo, de Egisto así dicha, padre de Linçeo, la qual cerca Nilo, que toda la riega, do el çielo sereno jamás non se çiega, nin el aire padesce nubíferas glebas, do vi a Mauriçia, el antigua Thebas, más desolada que Estaçio no allega. 39 Vi, de la parte qu'el noto se ençiende el Cáucaso monte como se levanta con altitud e grandeza tanta que fasta cerca de Europa se tiende, de cuyas faldas combate e ofende la gente amazona, menguada de tetas, los sármatos, colcos e los masagetas, e aun los ircanos que son más allende. 40 Vi luego los montes Iperboreos, Armenia e Siçia con toda Albanía; aunque, por quanto prolixo sería, dexo más otros rincones de ebreos, de los capadoçes e los amorreos, e de Niçea,do juntada fue la sínodo santa que libró la fe de otros peores que los manicheos. 41 En la menor Asia mis ojos tornados vieron aquella Galatia, do fueron las gentes que al rey Bitinio venieron, dando socorros bien galardonados; los campos de Frigia tanto llorados, Caria, Isauria vimos en pronto, Lidia, Panfilia e tierra de Ponto, do Naso e Clemente fueron relegados. 42 Es vi más aquélla que Europa dixeron, de la que robada en la taurina fusta lançó los hermanos por causa tan justa en la demanda que fin non pusieron; e contra Trión luego paresçieron los montes Rifeos e lagos Metoes, los quales te ruego, lector, que tú loes, porque vezinos de Gótiga fueron. 43 E vi la provinçia muy generosa que es dicha Gotia, segunt nuestro uso, de allí donde Júpiter alto dispuso, quando al principio formó cada cosa, saliese de tierra tan mucho famosa la gótica gente que el mundo vastase, por que la nuestra España gozase de estirpe de reyes atán gloriosa. 44 Del agua del Tanais contra mediodía fasta Danubio vi Çisia la baxa e toda Alemaña, que es una grant caxa, con los pueblos dacos su tierra muy fría; e fasta los Alpes se ya paresçía Reçia, Germanía la superior, Mesia, Panonia e, para mejor, todas las partes del reino de Ungría. 45 Del Mediterrano fasta la grant mar, de parte del Austro vimos toda Greçia: Chaonia, Molosia, Eladia, Boeçia, Epiro e su fuente, la muy singular, en la qual si fachas queriendo quemar muertas metieren, se ençienden de fuego, si bivas las meten, amátanse luego ca puede dar fuegos e fuegos robar. 46 La grande Tesalia nos fue demostrada, y el Olimpo monte que en ella resede, el qual en altura las nuves exçede, Arcadia Corintio teniendo abraçada; e desde los Alpes vi ser levantada fasta las lindes del grant Oçeano Italia, la qual del pueblo romano Saturnia fue dicha en la era dorada. 47 E vi las tres Galias, conviene a saber, Ludunia, Aquitania, e la de Narbona, que del primer franco que tovo corona en Françia su nombre les quiso bolver; aquésta comiença de proçeder del monte de Jovis e tanto resalta que tiende sus fines fasta la mar alta, que con los britanos tienen que fazer. 48 Vi las provinçias de España e poniente: la de Tarragona, la de Çeltiberia, la menor Cartago que fue la d'Esperia, con los rincones de todo oçidente; mostróse Vandalia, la bien paresçiente, e toda la tierra de la Lusitania, la brava Galiçia con la Tingitania, donde se cría ferosçe la gente. 49 Vimos allende lo más de Ethiopia, e las provinçias de África todas; las Sirtes d'Amón, do son los tripodas, con lo que confina la tierra de Lopia; Marmárida toda, do es la grant copia de gente veloçe de los trogloditas; las áforos, gentes atán imperitas que de casas e fierros padesçen inopia. 50 El Catabathmón fue luego patente; la Cirenaica, región de paganos, e toda la tierra de los numidanos, allí do Jugurta se fizo valiente; Pentapolín conosçimos siguiente, Getulia, Bisante, con más de otra tanta tierra que pueblan los de Garamanta, desde que Juba les fue prepotente. 51 El mar así mesmo se nos representa, con todas las islas en él descubiertas, tan bien de las aguas bivas como muertas, e donde bonança non teme tormenta: Las Estegades vi, nueve por cuenta, Rodas, e Creta la çentipolea; Çicladas, las quales qualquier que las vea seis verá menos para ver sesenta. 52 Naxón la redonda se quiso mostrar, Colcos, Ortigia, llamada Delós, de la qual Delio se dixo aquel dios que los poetas suelen invocar; e vimos las islas Eolias estar, Icaria, a la qual el náufrago dio de Icaro nombre, que nunca perdió, el mal governado de sabio volar. 53 Mostróse Samos e las Baleares, Corçega, Bosis e las Vulcaneas, las Gorgonas, islas de las Meduseas, e otras partidas que son por las mares; vimos a Trinacria con sus tres altares, Peloro, Pachino e más el Etneo, donde los fuegos insufla Tifeo, formando gemidos e bozes dispares. 54 Segunt fazen muchos en reino estrangero si alguno vïesse lo que nunca vido, si non lo desdeña e está detenido los otros retratan de tal compañero; ca es reputado por mucho grossero quien faze tal fiesta de lo nuevo a él, que entiendan los otros que son çerca d'él que non ovo dello notiçia primero; 55 así retractado e redargüido de mi guiadora sería yo, quando el mundo me vido que andava mirando con ojos y seso allí embeveçido; ca vi que me dixo en son aflegido: «Déxate d'esto, que non faze al fecho; mas mira: veremos al lado derecho algo de aquello porque eres venido». 56 Bolviendo los ojos a do me mandava, vi más adentro muy grandes tres ruedas: las dos eran firmes, inmotas e quedas, mas la de en medio boltar non çesava; e vi que debaxo de todas estava, caída por tierra, gente infinita, que avía en la fruente cada qual escripta el nombre e la suerte por donde passava, 57 aunque la una que non se movía, la gente que en ella avía de ser e la que debaxo esperava caer con túrbido velo su mote cobría; yo que de aquesto muy poco sentía, fiz de mi dubda complida palabra, a mi guiadora rogando que abra esta figura que non entendía. 58 La qual me respuso: «Saber te conviene que de tres edades te quiero dezir: passadas, presentes e de por venir; ocupa su rueda cada qual e tiene; las dos que son quedas, la una contiene la gente passada, e la otra futura; la que se buelve en el medio procura la que en el siglo presente detiene. 59 »Así que conosçe tú que la terçera contiene las formas e las simulacras de muchas personas profanas e sacras de gente que al mundo será venidera; por ende cubierta de tal velo era su faz, aunque formas tú viesses de hombres, porque sus vidas aun nin sus nombres saberse por seso mortal non podiera. 60 »El humano seso se çiega e oprime en las baxas artes que le da Minerva; pues ve qué faría en las que reserva aquél que los fuegos corruscos esgrime; por eso ninguno non piense ni estime prestigïando poder ser çiente de lo conçebido en la divina mente, por mucho que en ello trasçenda ni rime. 61 »Mas esto dexado, ven, ven tú comigo, e faste a la rueda propinco ya quanto de los passados, si quiés ver espanto; mas sey bien atento en lo que te digo: que por amigo nin por enemigo, nin por buen amor de tierra nin gloria, nin finjas lo falso nin furtes estoria, mas di lo que oviere cada qual consigo» 62 A la rueda fechos ya quanto çercanos, de orbes setenos vi toda texida la su redondeza por orden devida, mas non por industria de mortales manos; e vi que tenía de cuerpos humanos cada qual çírculo de aquestos siete tantos e tales que non podría Lete dar en olvido sus nombres ufanos. 63 Pues vimos al fijo de aquél que sobró por arte mañosa más que por estinto los muchos reveses del grand Laberinto y al Minotauro a la fin acabó; la buena Ipermestra nos aparesció, con vulto más pio que toda la Greçia, e, sobre todas, la casta Lucreçia con esse cuchillo que se desculpó. 64 A ti, muger vimos del grant Mauseolo, tú que con lágrimas nos profetizas, las maritales regando çenizas, viçio ser biuda de más de uno solo; e la compañera del lleno de dolo, tú, Penelope, la qual en la tela tardaste demientra resçibe la vela los vientos negados a él por Eolo. 65 También en la rueda vimos sublimada, llena de méritos muchos, a Argía, e vi que la parte derecha tenía Alcides quasi del todo ocupada, a fuer de montero, con maça clavada, bien como quando librava en el siglo los calidones del bravo vestiglo e la real mesa de ser ensuziada. 66 Yo, que veía ser ofiçiosos los ya memorados en virtud diversa, veyendo la rueda que en uno los versa, los mis pensamientos non eran oçiosos; miró Providencia mis actos dubdosos: «Non te maravilles atanto», respuso, «sabida la orden que Dios les impuso, nin se te fagan tan maravillosos. 67 »Dispuso ab inicio la mente superna que círculo d'estos aquí no paresca sin que la gente de aquél obedesca las costelaciones de quien lo govierna; pues tu juizio, si sabe, descerna que cada qual de los siete planetas sus operaçiones influye perfectas a cada qual orbe por gloria in eterna. 68 »Así que la Luna, que es la primera, en el primer çerco imprime su acto, segunda en segundo conserva tal pacto; terçero non menos, pues, con la terçera; e todos de todas, por esta manera, son inclinados a disposiçión de las virtudes e costelaçión de la materia de cada una spera. 69 »Al çerco por ende que tienes ya visto, llámale círculo, tú, de la Luna, e faz así nombre, pues, de cada una, por que non buelvas el caso tan misto; agora ya donde dubdavas insisto: si viste las castas con los caçadores, es porque asignan aquí los auctores d'esta planeta tal grado bien quisto. 70 »Fazte a la rueda, pues, de los presentes por que las veas entramas a dos, e de las dubdas requieras a nos; solvértelas hemos en versos patentes; e visto el un çerco de passadas gentes, verás el otro d'esta condiçión de las personas modernas que son: pues abre los ojos e para tú mientes». 71 Atento seguntme mandava,mirando, vi los tres fados, e Cloto el primero, Lachesis segundo, Atropos el terçero, en vezes alternas la rueda girando; e vi sobre todas estar imperando en el primero cerco de Diana una tal reina que toda la hmana virtud paresçía tener a su mando. 72 De cándida púrpura su vestidura bien denotava su grant señorío; non le ponía su fausto más brío, nin le privava virtud fermosura; vençíase d'ella su ropa en albura, e ramo de palma su mano sostiene, don que Diana por más rico tiene, más mesurada que toda mesura. 73 Vi de la parte del siniestro lado, al serenísimo rey, su marido, la mesma librea de blanco vestido, non descontento de tal baxo grado; e vi de la parte del diestro costado una tal reina muy esclaresçida, que de virtudes de muy clara vida tenía lo blanco del manto brordado. 74 Volvíme con aire de dubdosa cara a la ensolvedora de mis ignorançias, como de niño que de sus infançias la madre benigna non triste separa; tal Providencia se me demostrara, diziéndome tanto: «Conosco ya bien que tu desseo será saber quien pueda ser esta tal gente así clara. 75 »La que la silla más alta tenía non la devieras aver por estraña: era la ínclita reina d'España, muy virtuosa, doña María, la qual, allende de su grant valía, allende de reina de los castellanos, goza de fama tan rica de hermanos, Césares otros en la monarchía. 76 »Goza de mucha prudençia e verdat; goza de don inmortal de justiçia; ha de virtudes aquella notiçia que en fembra demanda la honestidat. Si fuesse trocada su humanidat, segund que se lee de la de Çeneo, a muchos faría, segund que yo creo, domar los sus viçios con su justedat. 77 »La otra que vimos a la mano diestra, era la reina de aragoneses, la qual, mientra sigue su rey los arneses, rige su reino la reina maestra; así, con la mucha justiçia que muestra, mientras más reinos conquiere el marido, más ella zela el ya conquerido: ¡Guarda qué gloria de España la vuestra! 78 »Muy pocas reinas de Greçia se falla que limpios oviessen guardados los lechos a sus maridos, demientra los fechos de Troya non ivan en fin por batalla; mas una si ovo: es otra, sin falla, nueva Penélope aquesta por suerte; ¡pues piensa qué fama le deve la muerte, quando su gloria la vida non calla!» 79 Poco más baxas vi otras enteras, la muy casta dueña de manos crueles, digna corona de los Coroneles, que quiso con fuego vencer sus fogueras. ¡O quírita Roma, si d'ésta supieras quando mandavas el grant universo, qué gloria, qué fama, qué prosa, qué verso, qué templo vestal a la tal le fizieras! 80 De otras non fablo, mas fago argumento, cuya virtud maguer que reclama, sus nombres escuros esconde la Fama por la baxa sangre de su nasçimiento; mas non dexaré dezir lo que siento, es a saber, que las baxas personas roban las claras e santas coronas e han de los viçios menor pensamiento. 81 A vos pertenece tal orden de dar, rey exçellente, muy grande señor, así como prínçipe legislator la vida política siempre zelar, por que pudiçiçia se pueda guardar e tomen las gentes seguros los sueños, punir a los grandes como a los pequeños, a quien non perdona non le perdonar. 82 Como las telas que dan las arañas las leyes presentes non sean atales: que prenden los flacos, viles animales e muestran en ellos sus lánguidas sañas, las bestias mayores que son más estrañas passan por todas, rompiendo la tela, así que non obra vigor la cautela si non contra flacas e pobres compañas. 83 Aprendan los grandes bevir castamente, non vençan en viçios los brutos salvajes; en vilipendio de muchos linages viles deleites non viçien la gente; mas los que presumen del mundo presente fuyan de donde los daños renaçen; si lindos cobdiçian ser fechos, abraçen la vida más casta con la continente. 84 Es abstinencia de vil llegamiento la tal castedat, después ya de quando se va la noticia del viçio dexando, remoto por obras e mal pensamiento; e non solamente por casto yo cuento quien contra las flechas de Venus se escuda, mas el que de viçio qualquier se desnuda e ha de virtudes novel vestimento. 85 Vi los que sano consejo tovieron e los que componen en guerra las pazes, e vimos a muchos fuera d'estas hazes que justas ganançias mercando quisieron, e otros que libres sus tierras fizieron, e los que por causa de evitar más daños han relevado los grandes engaños, a muchos librando que non se perdieron. 86 Nestor el antigo se nos demostró, e los oradores mejor resçebidos del fijo de Fauno que non despedidos, el rey que su fijo ya muerto mercó, e Capis, aquél que siempre temió los daños ocultos del Paladión, con el sacro vate de Laocoón, aquél que los dragos de Palas çiñió. 87 Debaxo de aquéstos yo vi derribados los que las pazes firmadas ya rompen, e los que por preçio virtudes corrompen, metiendo alimentos a los renegados; allí vi grant clero de falsos perlados que fazen las cosas sagradas venales. ¡O religión religada de males, que das tal doctrina a los mal doctrinados! 88 Pues vimos a Pándaro el dardo sangriento, hermano de aquel buen arquero de Roma, que por Menesteo la libre paloma firió donde iva bolando en el viento, el qual a los nervios así del amiento contra las dóricas gentes ensaña que toda la tregua firmada les daña, dándoles campo de pazes esento. 89 Allí te fallamos, o Polinestor, cómo truçidas al buen Polidoro con fambre maldita del su grant thesoro, non te membrando de fe nin de amor; ya se t'açerca aquel vil Antenor, triste comienço de los paduanos; allí tú le davas, Eneas, las manos, aunque Virgilio te dé más honor. 90 Estavas, Isifle, allí vergoñosa, vendiendo la vida de tu buen marido, de ricos collares tu seso vençido, quisiste ser biuda, más non deseosa. ¡O siglo nuestro, edat trabajosa, si fallarían los que te buscasen otras Isifles que desseassen dar sus maridos por tan poca cosa! 91 Non buenamente te puedo callar, Opas maldito, ni a ti, Julián, pues sois en el valle más fondo de afán que non se redime jamás por llorar; ¿quál ya crueza vos pudo indignar a vender un día las tierras e leyes de España, las quales puxança de reyes en años atantos non pudo cobrar? 92 A la moderna bolviéndome rueda, fondón del çilénico çerco segundo, de viçios semblantes estava el profundo tan lleno que non sé fablar quien lo pueda. Ved si queredes la gente que queda darme liçençia que vos la señale, mas al presente fablar non me cale: verdat lo permite, temor lo devieda. 93 ¡O miedo mundano!, que tú nos compeles grandes plazeres fingir por pesares, que muchos Enteles fagamos ya Dares e muchos de Dares fagamos Enteles; fazemos de pocos muy grandes tropeles, buenos nos fazes llamar los viçiosos, notar los crueles por muy pïadosos e los pïadosos por mucho crueles. 94 Bien como siervo, que por la fe nueva del su patrono se muestra más bivo, por que le pueda fuir de cativo dize por boca lo qu'él non aprueva, semblantes temores la lengua nos lleva a la mendaçia de la adulaçión así que qualquiera fará conclusión que diga lo falso mas non lo que deva. 95 ¿Quién assí mesmo dezir non podría de cómo las cosas sagradas se venden e los viles usos en que se despienden los diezmos ofertos a Santa María? Con buenas colores de la clerezía dissipan los malos los justos sudores de simples e pobres e de labradores, çegando la santa católica vía. 96 Cesárea se lee que con terremoto fuesse su muro por tierra caído, las gentes y pueblo todo destruído, que non quedó lienço que non fuese roto; mas sólo su templo fallamos inmoto, e la clerezía con el su perlado: salvo, seguro fue d'esto librado por su honesto bivir e devoto. 97 Si tal terremoto nos acaesciese, lo que la divina clemencia non quiera, por lo contrario presumo que fuera de qualquiera villa donde se feziese, e antes presumo que oy se fundiese la clerezía con todo su templo, e que la villa quedase en exemplo libre, sin daño ninguno que fuese. 98 La vuestra sacra e real magestad faga en los súbditos tal benefiçio que cada qual use assí del ofiçio que queden las leyes en integridad, así que cobdiçia nin rapaçidat non nos ofenda lo bien ordenado, por que departa de qualquier estado la vil avariçia su sagaçidat. 99 Es avariçia, doquiera que mora, viçio que todos los bienes confonde, de la ganançia, doquier que se asconde, una solíçita inquisidora; sirve metales, metales adora, de robos notorios golosa garganta, que de lo ganado sufre mengua tanta como de aquello que espera aun agora. 100 Venidos a Venus, vi en grado espeçial los que en el fuego de su joventud fazen el viçio ser tanta virtud por el sagramento matrimonial; fondón d'estos çercos vi grant general de muchos linages caídos en mengua, que non sabe cómo se diga mi lengua tantas espeçies e formas de mal. FIN

Compartir en redes sociales

Esta página ha sido visitada 253 veces.